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Ubicado en la cima de uno de los montes del pueblo, construido en 1851 donado por el inglés Thomas Straffon, quien durante esta época desempeñaba como funcionario de las compañías mineras dedicadas  la explotación en la entidad.

En este panteón se han enterrado diversas celebridades de la entidad e incluso de otros países como irlandeses, escoceses, chinos, holandeses, alemanes e ingleses. Cuenta con 758 tumbas de mampostería fina, algunas con pequeñas estatuas y lápidas con los nombres de aquellos ingleses importantes para la minería del lugar.

A la entrada del cementerio hay una plataforma masónica, debido a que algunos de los ingleses que estaban enterrados eran masones; cuando uno de ellos moría, las puertas se cerraban para dejar que se realizaran los rituales correspondientes en total privacidad. El resto de los difuntos ahí enterrados pertenecían a la religión protestante. Los símbolos de la masonería en forma de sarcófagos, estrellas de cuatro picos, obeliscos y cadenas representan la unión de los masones, la conocida estrella de cinco picos en el Panteón significa muerte y luz.  Dentro del panteón también se pueden encontrar otros símbolos como un signo de dólar con tres rayitas que pertenece a la persona más pobre, un hombre que nunca quiso ser rico, le pusieron ese símbolo en su cabeza, porque siempre hay que recordar que cuando hay oportunidad de hacerse rico en  esta vida, hay que hacerlo

La reja que protege este panteón construida en 1869 tiene una leyenda interesante: “Blessed are the who die in the lord”, que significa Benditos aquellos que mueren en el señor.

Una de las tumbas más famosas a nivel mundial es la del payaso inglés, llamado Richard Bell, quien alegró el país por un largo tiempo con el Circo Orrín, quien en un futuro fundó su propio circo, aquí te resumimos un poco de su historia: El comediante que hizo reír a Porfirio Díaz, tras conocer el cementerio ordenó que le compraran una tumba, sin embargo pidió que esta no fuera alineada en dirección hacia Inglaterra como el resto de las lápidas, pues aseguraba que en su patria no había sido reconocido su talento para la comedia. A pesar de que el carismático Bell falleció en Nueva York, su deseo era haber sido enterrado en el famoso Panteón Inglés.